29 nov 2013

La economía argentina 2002-2007




Lo que sigue es un análisis del libro Crisis, recuperación y nuevos dilemas. La economía argentina 2002-2007, capítulo 1 (homónimo) de Guillermo Anlló, Bernardo Kosacoff y Adrián Ramos. CEPAL 2007.

Con un lenguaje bastante técnico y oraciones largas, tres economistas hacen una intro a un libro que analiza la economía argentina desde la salida de la crisis hasta la intervención del INDEC. El mismo tiene tres partes macro, micro y análisis social.

El PBI argentino creció 8,2% anual entre 2002 y 2007. Sin embargo, sólo ascendió 10% por habitante entre 1998 y 2007, apenas 1% anual. La economía pasó a depender mucho más del mundo: El indicador “(Importaciones + Exportaciones) / Consumo Privado” se ubicó en 40%, más del doble que en la década del 1990.

Sorprendentemente, entre 1975 y 2007 el PBI argentino creció 0,6% anual con 19 años de subida y 14 de bajada.

En ese lustro Brasil pasó a tener un rol mucho mayor en la economía argentina, especialmente con la adquisición de empresas emblemáticas en frigoríficos, cerveza, cemento, petróleo y acero.

La crisis de 2001 se caracterizó por una no huída del peso como moneda de cambio, una fuerte devaluación que hizo abaratar las expo (apropiadas en parte por del estado con los derechos de exportación) y un gasto público dormido.

De hecho, las exportaciones eran aproximadamente USD 12 MM en 1994, USD 25 MM en  1996 y USD 50 MM en 2006. La participación de Argentina en el comercio mundial fue contante: 0,45%.

El 85% de las expo eran bienes primarios, combustibles y manufacturas de bajo contenido tecnológico. Del 15% restante los sectores más importantes eran el químico y el automotriz.

Las importaciones siguieron con la misma estructura. No hubo avances en la sustitución de importaciones de bienes de capital. La rápida obsolescencia de los bienes de consumo y la preferencia por la liquidez hacían preferible la importación a la producción local.

Debido a la cantidad de recursos de capital ociosos y al aumento de la demanda interna, la desocupación bajó fuertemente. La informalidad del empleo se ubicó en niveles altos. Los aumentos de suma fija y el alza del salario mínimo disminuyeron la disparidad de ingresos.

En cuanto a la inversión se caracterizó por proyectos a corto plazo. La cantidad de equipo durable era similar al de la década de 1990 y la situación energética era débil. Sólo a partir de 2004 la inversión se destinó a ampliaciones.

La recaudación fiscal mejoró debido a los mencionados derechos de exportación y a los tributos sobre una actividad que crecía. Además del congelamiento nominal del gasto público, la reestructuración de la deuda significó una baja sobre la presión financiera del sector público.

La devaluación hizo aumentar la deuda empresarial (que estaba denominada en dólares). Hubo un reordenamiento de los compromisos entre empresas.
La inversión extranjera directa se caracterizó por aportes de capital que sirvieron para cancelar deuda. (Nota de autor: Podemos pensar que los ratios de endeudamiento estaban muy altos y que se sustituyó deuda por capital). De hecho para 2004 los ratios de endeudamiento se ubicaron en valores similares a los de antes de la crisis.
 
El sector agropecuario presentó una gran cantidad de innovación en los últimos 15 años. Los precios internacionales favorables y la caída de los costos de producción favorecieron al sector. 
 

Hasta los 1930s se producían aproximadamente 20 M ton. anuales de granos. En los 1980s se llegó al doble. Esto sucedió gracias a la plena incorporación de la revolución verde que había comenzado en los 1960s. La revolución verde supuso la mecanización del campo y el desarrollo de variedades de cultivo híbridas.

En los tempranos 2000s se llegó a una cosecha de 90 M ton. Las causas de este aumento notable de la producción fueron múltiples: Cambio tecnológico, introducción de organismos genéticamente modificados, fertilizantes y herbicidas; incorporación de la siembra directa y mejoramiento del acopio; una demanda internacional fuerte; un nuevo mercado financiero aplicado al agro; nuevos actores: multinacionales dedicadas a la bioquímica, semilleros y contratistas.

En los sectores transables (N de A: aquellos que tienen un mercado internacional) los costos operativos se mantuvieron constantes mientras aumentaban los precios de los de los bienes vendidos. Las condiciones previas (baja inversión, debilidad de la industria y reducción de planteles de alta calificación) supusieron producción de bienes con menor tecnología y valor agregado.

La recuperación de la industria se dio fundamentalmente a través de la reducción de los costos salariales y la licuación de pasivos que mejoraron los márgenes. 
La innovación se caracterizó por un bajo gasto, una concentración en la adquisición de maquinaria y equipo, un porcentaje de empresas con programas de I+D relativamente alto y una baja integración.

Uno de los párrafos más notables del documento habla que en todos los períodos se culpa al precedente por los males sufridos. En los 1970s los culpables eran la crisis internacional y los conflictos político-institucionales; en los 1980s era el proceso; a fines de los 1980s era la hiperinflación; en los 1990s eran los límites impuestos por la convertibilidad y en los 2000s la crisis. (N de A: en 2013 se culpa otra vez a la crisis internacional, sin dejar de culpar a la convertibilidad).

Foto: domdeem Freedigitalphoto
 






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